lunes, 19 de marzo de 2007

Emociones: ¡Bienvenidas a la empresa!, Jefes: ¡De vuelta a la escuela!

Hasta hace poco tiempo los sentimientos eran vistos como perjudiciales a las actividades laborales. Se prohibía la entrada de la emoción en las empresas y los trabajadores deberían ser 100% racionales. Pero, hoy, gran parte de las empresas empiezan a reconocen la importancia de la inteligencia emocional en la productividad, satisfacción y motivación de sus empleados. La inteligencia emocional ahora más que nunca tiene un rol central en la vida de las personas y en las empresas.

El concepto de inteligencia emocional entro de moda en 1995, después de la publicación del libro: “Inteligencia emocional”, del psicólogo, PhD por la Universidad de Harvard, Daniel Goleman. Según el autor, caracterizase por inteligencia emocional la forma con que las personas manejan sus emociones y como interactúan con las personas de su entorno, implicando autoconciencia, motivación, persistencia, empatía y entendimiento. Además de contar con habilidades sociales como: persuasión, cooperación, negociación y liderazgo.

Goleman habla de dos diferentes inteligencias: la racional (conocida por todos y medida por QI) y la emocional (QE), siendo ambas responsables por nuestro desempeño. Según sus análisis, el intelecto no puede proveer su mejor actuación sin la inteligencia emocional, es decir, inteligencia racional y emocional trabajan en equipo y nosotros deberíamos mantener el equilibrio entre las dos.

Hasta ahora, nuestra formación académica, abordaba solamente cuestiones relacionadas al perfeccionamiento técnico y racional, ignorando plenamente el desarrollo de nuestras inteligencias emocionales. Aunque de forma tímida, hoy podemos encontrar algunas escuelas de negocios que empiezan a preocuparse en desarrollar tales habilidades en sus alumnos, preparándolos para dirigir de forma más eficiente y alineada con las demandas del mercado contemporáneo.

En una empresa que se valora la inteligencia emocional, el “buen jefe” debe ser más que competente técnicamente, debe ser competente emocionalmente. En otras palabras, el líder debe actuar como un coach, estimulando a sus subordinados a reflexionar sobre comportamiento y actuaciones, guiándolos a las mejores opciones de carrera y de actuación dentro de sus equipos de trabajo.

Pero, actualmente, ni el jefe formado por escuelas de negocios tiene habilidades para tornarse un “facilitador emocional”, tampoco de ser un “buen jefe”. En realidad, pocos tienen la capacidad de desarrollar habilidades de “escucha activa” y de trabajar con sentimientos de los otros. Así, parte de los lideres de hoy, por no llevar en cuenta las emociones, no consiguen sacar lo mejor de sus desempeños y consecuentemente del desempeño de sus colaboradores.

Todo esto indica que para atender a las nuevas necesidades del mercado en poco tiempo, todos los jefes tendrán que regresar a las escuelas para aprender a dominar sus propios sentimientos y emociones, y así, intentar equilibrar las inteligencias emocionales y racionales de sus empleados, para de esta forma sacar mayor provecho de sus equipos para añadir valor a sus empresas.


LUCIANA COUFAL CHAGASTELLES
Master Dirección de RRHH - 5ª Edición - Universidad Carlos III de Madrid


Libros de sugerencia:
PETER J. FROST - Emociones toxicas en el trabajo.
DANIEL GOLEMAN - La inteligencia emocional en la empresa.

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