jueves, 29 de marzo de 2007

LA TRAMPA DE LA EMPATIA


Voy a resumir y a comentar un artículo del francés Thierry Tournebise de noviembre de 2000, la trampa de la empatía.
La trampa de la empatíaSegún el psicólogo Carl Rogers la empatía consiste en “ captar lo mejor posible, las referencias internas y los componentes emocionales de otra persona y entenderlos como si fueramos ella”.
La ambigüedad eradica en “entenderlos como si fueramos ella”. La empatía es una habilidad social recomendada por varios especialistas en ayuda y comunicación. Sin embargo estos especialistas nos aconsejan mantener la distancia adecuada, no implicarse demasiado y no demostrar afectividad con otros. De ahí, que surgen informaciones ambiguas. Ponerse en lugar de otro genera afectividad y mantener la distancia conduce a no entender al otro. Esto se traduce en discursos un poco torpes en los que se comprende que tenemos que entender, escuchar y humanizar(debido a las necesidades urgentes de progresar con respecto a la cuestión) pero a la vez no debemos involucrarnos demasiado y guardar las distancias(con el fin de pensar en nosotros mismos y evitar el estrés). Y según Thierry Tournebisse, no es del todo falso pero tampoco es correcto. Nos advierte del peligro del espejo.
La persona que busca empatía mediante la técnica del espejo corre el riesgo de experimentar narcisismo relacional. Al creer que de esta manera consigue comprender el otro en realidad sólo ve el reflejo de su propia imagen. Dicha imagen proyectada es errónea ya que las experiencias de cada uno por muy similares que parezcan, son diferentes y únicas al vivirlas de forma distinta. Además es un “juego” peligroso porque podemos creer que hemos entendido a la otra persona cuando en realidad el otro no se siente para nada entendido, lo que puede provocar reacciones negativas y aislamiento del sujeto. Y nos cargamos con el peso que no nos pertenece al intentar sentir lo que vive la otra persona.
Thierry Tournebise nos dice que la solución a este problema no es ponerse en lugar del otro sino escucharlo, dejar que exprese lo que siente, opina y está viviendo desde el lugar donde del otro ya que la imaginación nos ayuda siempre y cuando no se saca conclusiones de manera precipitada. La escucha no debe ser pasiva sino que se trata de que el otro exprese sus sentimientos mediante la técnica de preguntas perspicaces que no sean indiscretas. Finalmente ponerse en lugar del otro significa fusionar con el otro, hacer uno con el otro y tiene como consecuencia, la desaparición del otro. Por ello, para ver y entender al otro es importante seguir siendo uno mismo y dejar que el otro pueda ser el mismo. En otras palabras, no debemos guardar las distancias (porque significaría ruptura de cualquier relación) sino mantener y tener en cuenta las diferencias.
A mi parecer, muchas personas sufren de un exceso de empatía (se proyectan en el otro) o carecen de ella (evitando el trato con los demás). Tanto a nivel profesional como personal, la empatía como habilidad social es útil y necesaria si es equilibrada y bien entendida. La actitud empática facilita la comunicación, la comprensión y el trato con los demás. Sin embargo, no se debe confundir ser empático con una identificación total de sí mismo en el otro. A diferencia de lo que dice Thierry Tournebise, no creo que ponerse en el lugar de otro supone obligatoriamente fusionar con el otro haciéndole desaparecer u olvidándose de su propia particularidad. Al contrario, se trata de abrirse al otro, no ser egoísta, escucharle e intentar de comprender su situación, lo que por supuesto implica cierta identificación y afectividad con su estado de ánimo sin perder de vista las diferencias y la identidad propia de cada uno. Para que la empatía sea eficaz y no se corra el riesgo de proyectarse su imagen en el otro, no debe ser una actitud constante sino algo que se utiliza cada vez que la buena comunicación lo requiera. Es cierto que existe una tendencia a identificar sus propias experiencias con aquellas que ha experimentado o está experimentando otro y eso se debe a la necesidad del ser humano de sentirse identificado con otras personas por miedo a la soledad. Por lo que el error común cuando se busca empatía es utilizar frases como “te entiendo, a mi me pasa lo mismo, yo en tu lugar..” . Como ya lo he dicho anteriormente cada uno tiene una identidad propia y vive las experiencias de manera distinta, así que nuestras propias experiencias tan sólo pueden ayudarnos a ser más atentos a la situación del otro pero de ninguna manera explicarla. Es probable que quien se deje guiar por la comparación de su situación con la de otro y la asemeje a ésta, demostrará empatía sólo hacia las personas con las que se identifica.
Claire Giacomino
Universidad Carlos III
Dirección de Recursos Humanos

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