Hoy en día las empresas están inmersas en un entorno en constante cambio (globalización, avances tecnológicos…). Para conseguir adaptarse y responder a los cambios necesitan unos determinados comportamientos de sus empleados. Las prácticas de RRHH tienen que estar alineadas con la estrategia de la empresa, y ser coherentes entre sí para reforzar los comportamientos necesarios para lograr los objetivos. Los directivos y jefes de equipos tienen una gran importancia a la hora de conseguir que los empleados se comprometan con la organización (y como consecuencia de ello obtengan mejores resultados), de ellos depende la evaluación del desempeño, la motivación de su equipo, la generación de un clima agradable y el desarrollo de los miembros. Las empresas deben contar con buenos líderes, que guíen a los equipos hacia sus metas.
Dada la importancia del liderazgo en la consecución de los objetivos empresariales han sido numerosos los estudios acerca de las características que tiene que tener un buen líder. Los resultados indican que lo que diferencia a los líderes con talento no son los conocimientos técnicos, ni su CI, sino la inteligencia emocional. Por ello la importancia de desarrollarla en los directivos y mandos intermedios. La inteligencia interpersonal abarca 5 componentes: auto-conciencia, auto-control, motivación, empatía, capacidad de relación social. Una de las herramientas necesarias para ser un buen líder es la escucha activa. "Se necesita coraje para pararse y hablar. Pero mucho más para sentarse y escuchar”
Un buen líder, por tanto, debe de realizar una escucha activa cuando se comunica con los miembros de su equipo.
Los líderes que escuchan activamente tienen unos intereses mucho más amplios que los que no la tienen, lo que les permite comprender mejor a los demás y, con esto, poder ejercer una mayor influencia sobre otros.
Realizar una escucha activa no es fácil, ya que el primer paso para desarrollarla es ser consciente de su importancia, y ser capaz de analizarse objetivamente uno mismo para determinar si se posee o no dicha habilidad, si la conclusión de dicho análisis es que no se posee o que se necesita mejorar, el siguiente paso sería estar motivado a cambiar la conducta. “Cada uno de nosotros es una fortaleza inexpugnable que únicamente será devastada desde dentro”.
La escucha activa requiere “ponerse en el lugar de los demás”, dejar a un lado tus opiniones y asumir que otros pueden ver las cosas de manera diferente. También requiere ser capaz de controlar las emociones que nos puede producir escuchar opiniones diferentes a las nuestras. Si uno es capaz de escuchar activamente aprenderá mucho más de los demás.
Keith Davis, propone una serie de consejos para escuchar activamente: dejar hablar, hacer que el que habla se sienta cómodo, demostrar que desea escucharlo, eliminar y evitar distracciones, tratar de ser empático, ser paciente, mantener la calma y el humor, evitar discusiones y críticas, ser prudente con sus argumentos, hacer preguntas.
Las conclusiones de diversos estudios demuestran la importancia de la inteligencia interpersonal (y la escucha activa como uno de sus principales componentes) en los líderes pero ¿Son realmente conscientes las empresas de la importancia de tener directivos y mandos intermedios con inteligencia emocional para los resultados de la empresa? ¿Están desarrollando esta inteligencia en estos puestos? ¿Son conscientes de la diferencia que existe entre los mandos intermedios con inteligencia emocional de los mandos intermedios técnicos? ¿Se promociona en base a este tipo de inteligencia?
Norma Iglesias Poli
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