jueves, 5 de abril de 2007

El mushing aplicado a los recursos humanos

Me gustaría hablaros en este artículo de las habilidades directivas utilizando el mushing como referencia. El mushing es un deporte poco conocido que consiste en carreras de trineos utilizando perros como fuerza motriz. Sus orígenes provienen de los habitantes de los pueblos cercanos al Polo Norte que utilizaban sus perros como animales de transporte y medio de locomoción. Estos pueblos criaban los perros para su propio uso, pero entre 1860 y 1930, muchos de estos perros nórdicos, fueron vendidos y llevados a Estados Unidos, Alaska y Canadá para celebrar carreras y también para ser utilizados como animales de transporte. Son las crías de estos canes los que a mitad del s.XX empiezan el deporte del mushing.

Para las competiciones, los perros se atan con un arnés a lo largo de una cuerda y pueden ocupar diferentes posiciones. Cada perro según la ubicación que tenga, tiene que tener unas habilidades y características específicas. El musher, el entrenador que sube en el trineo y guía a los perros, es el encargado de conocer qué actitudes tiene cada animal para poder asignarles una posición.

El musher a través de la observación tiene que conocer las habilidades que tiene cada perro. No se puede dejar influir por los estereotipos. Aquí no importa la belleza ni lo bien o mal que le caiga un perro, sino que se tiene que fijar en los rasgos de la personalidad y en sus características físicas. Tanto el perro como el musher tienen que tener las mismas motivaciones para poder conseguir éxitos. En este caso, el musher y el perro tendrán la satisfacción intrínseca de realizar una actividad que les gusta y que les llena (no todas las personas les gusta el mushing ni a todos los perros les apetece participar en estas competiciones); al mismo tiempo que también actuará la motivación extrínseca, en el caso del perro para conseguir un trozo de carne y más comida como premio de participar en la carrera y, en el caso del musher, de conseguir clasificarse o quedar en una buena posición en las competiciones.

Además, el musher también tendrá que controlar tanto sus actitudes como sus sentimientos ya que pueden influir en el rendimiento de los perros y en como éstos le obedezcan sus órdenes. Los perros tienen que verle como su dueño, su líder y el tono de voz, la forma de mirarlos o sus gestos pueden aumentar o disminuir su liderazgo o el poder de sus órdenes.

El perro que va en primer lugar es el líder, el guía. El musher tiene que tener un complicidad muy estrecha con él ya que es su mano derecha y de él depende que el equipo gane o pierda las competiciones. El perro tiene que entender perfectamente a su dueño. Normalmente, la relación entre el líder y el dueño comienza desde que el perro es un cachorro ya que el musher ve a medida que va creciendo como va desarrollando las características necesarias para ocupar este puesto y conoce cómo reaccionará en cada momento. El perro que ocupa esta posición suele ser pequeño, muy despierto, ágil, listo, con carácter y con una escucha activa muy desarrollada que le permita estar atento a las órdenes de su dueño.

Además de ser seleccionado por el dueño como perro líder también tiene que conseguir esta posición dentro de la jauría. Este perro tiene que ganarse el respeto del resto de canes para que le vean como un modelo a seguir, y alguien en quien se pueda confiar para que los guíe hacia la dirección adecuada.

El perro tiene que tener un buen control de sus emociones. El estilo social que más lo caracterizaría es el de enérgico. El líder sabe que seguir las órdenes del dueño y ganar la carrera se tienen que realizar en el momento oportuno y que se tiene que hacer bien. Es un perro que vive el presente y que lo que le mueve es la acción. El hecho de que sea un perro rápido, preciso y eficiente le permite tener una autoridad respecto a los otros para que le puedan respetar. De todas formas, también tiene que saber combinar otros estilos para promover la camaradería y el espíritu de colaboración y evitar ser un líder egoísta o déspota.

Esta posición puede ser ocupada por uno o dos perros. Muchas veces dado que es un lugar tan estratégico se utilizan dos perros para que uno haga de líder y el otro de colíder. Para que pueda surgir este equipo, los dos perros se tienen que llevar bien y estar compenetrados para evitar que surja la rivalidad o haya desconfianzas.

Los perros que van en segunda línea son los más rápidos. Pueden ser perros jóvenes que tienen aptitudes para llegar a ser líderes y que corran detrás del líder para observar sus movimientos y poder aprender de él; o también, puede darse el caso que sean perros que no sepan dar órdenes ni tengan habilidades de liderazgo y vayan en segunda línea siguiendo al líder. Su estilo social predominante sería el expresivo. Son perros que les gustaría ser líderes pero saben que es una quimera o un sueño. Su idealismo permite aumentar el entusiasmo y los ánimos de la jauría. Este perro suele guiarse por la intuición y es por este motivo que es difícil que llegue a ser líder ya que tendría que ser menos soñador y más pragmático para poder obedecer las órdenes de su dueño y obtener el liderazgo dentro de los miembros de su equipo.

Y ya por último, en última fila están los perros más fuertes y grandes ya que tienen que cargar con todo el peso del trineo. Estos perros suelen ser los más tímidos y asustadizos. Esta posición les permite seguir sin tener que tomar decisiones y además les ayuda a sentirse seguros. Seguramente su estilo social es una mezcla entre el amigable y el analítico. Son perros que siempre quieren buscar el porqué de todo, pero en una competición no hay tiempo para perder. Son perros que les gusta la estabilidad ya que intentan evitar el riesgo y lo desconocido. Es un perro muy sociable que le gusta tener el respaldo de sus camaradas y su aprobación. A su vez, también tienen cualidades analíticas ya que les gusta planificar sus acciones de principio a fin para evitar la incertidumbre, el desorden o el caos. Esto les hace tomar decisiones de forma lenta y les repercute en su nivel liderazgo y capacidad de asumir riesgos.

El mushing no es tan diferente del mundo empresarial. Cada persona tiene sus atributos y rasgos personales que les permiten desempeñar un rol determinado. En este caso, el jefe es el encargado de ver qué características tiene cada persona para poder asignarle un lugar de trabajo que se adecue a sus características. Hay personas líderes que saben guiar a la gente e inspiran confianza en sus compañeros. También hay empleados analíticos ideales para trabajos estadísticos, contables o de investigación. Al mismo tiempo, también son necesarias personas enérgicas a quienes no les asusten los retos o lo desconocido, y también se precisa gente amigable, que promueva un buen clima de trabajo y sea fácil trabajar con ella.

El musher puede fijarse sólo en la observación para saber qué cualidades tiene cada perro ya que éstos no hablan y utilizan pocos rasgos no verbales. Con las personas el proceso es más complejo. Los recursos humanos utilizan el mismo sistema, pero además de la observación (que seguramente se realiza de forma más inconsciente) entran en juego más condicionantes (el habla, la asertividad, la negociación... ) que se suelen medir a través de evaluaciones del desempeño, cuestionarios, dinámicas de grupo...

Aunque el mundo canino parece muy alejado de la realidad organizativa, no es un mal comienzo para despertar la habilidad en el evaluador de saber reconocer qué persona tiene las características necesarias para realizar un trabajo determinado en el que se sienta cómoda y determinar si la posición ideal de un trabajador se encuentra en primera línea, en segunda o bien detrás.

Anna Pibernat

1 comentario:

urbaezn dijo...

hola anna!

si te interesa el tema, hay una pelicula de Disney (no recuerdo el nombre en este momento) donde puedes observar todo lo que has escrito sobre el mushing.

muy interesante la analogía entre mushing y liderazgo organizacional.

saludos, noely